El día de la bestia. El de los niños dinamita y el de todxs lxs hijxs de perra. El concierto soñado después de un año, siete meses y dos días. El pasado 1 de octubre saboreamos de una vez por todas el fin de las restricciones -al menos de las más duras-, y nos despedimos de la condena de permanecer con el culo quieto en los espectáculos en directo. El regreso a la sala Tótem de Villava-Atarrabia estaba llamado a ser legendario.
A apenas 72 horas de la gala y con un público ya mentalizado en acudir con mascarilla, vacuna, gel desinfectante y sillas plegables en el peor de los casos, el Gobierno de Navarra anunció que el concierto podría celebrarse de pie, con un aforo del cien por cien, sin metro y medio entre colegas, copas en barra y demás idas de olla prepandémicas. Con muy poco tiempo para digerirlo, babeamos, mascamos y nos relamimos hasta que a las 20:00 del viernes se abrieron las puertas del infierno.
Como casi siempre en cada concierto, hubo algún simpático que nos ofreció entradas no por un precio inferior al que se vendían en taquilla, algún conocido que saludar y algún que otro asistente a punto de perder los nervios, por la epicidad de los acontecimientos o por lo que cada uno sintiera conveniente.

En los primeros minutos y hasta que empezó la caña de The Guilty Brigade, el ambiente era más bien expectante y sirvió un poco para tantear el límite entre el bien y el mal, lo prohibido y lo correcto, lo legal, lo lícito y lo que se puede, y una larga lista de conceptos semejantes.
Dejamos atrás el momento reflexivo casi casi de forma simultánea al arranque que dio la banda navarra con Arrancaré tu corazón, un tema hecho en colaboración de Ivi y de Carlitos de Non Servium para el álbum No apto para cuerdxs. Un inicio corto, de apenas minuto y poco, pero con una potencia musical y escénica digna de su estilo.
Saludó entonces Gartxot al público con un escueto “Gabón”, y en seguida la guitarra de Ivan anunció el siguiente tema: Sigo siendo el loco. Vendrían después canciones-himnos de la banda como Niños dinamita, Cadáveres en la tierra o Sin miedo a tu infierno.


Casi una hora de bolo con unos ánimos salvajes, un inicio espectacular a base del punk hardcore más cañero, con los cuatro integrantes de la banda jugando en casa y coincidiendo con el inicio de las fiestas de su localidad.
Rock and roll para hijos de perra

Llegó entonces el turno para los de Bilbao, para los macabros y rabiosos Rat-Zinger. La banda, que cuenta con un gran bagaje musical y un entendimiento del carajo entre sus cuatro miembros, acababan además de lanzar En la cámara de gas, el primer adelanto del disco Tengan cuidado ahí fuera que verá la luz en muy pocos días. Atentxs a lo que viene.
Como curiosidad, “tengan cuidado ahí fuera” era la frase que pronunciaba cada mañana el sargento Esterhaus al finalizar la reunión rutinaria con los policías y detectives en la serie Canción triste de Hill Street. Un irónico aviso a las fuerzas de seguridad a las que además les dedican la portada de este sexto disco, con una estética muy distinta a la que veníamos viendo en los cinco restantes.
Los hijos bastardos del Papa de Roma tardaron exactamente dos segundos en encandilarnos con su mala rabia y su agresiva energía ratonera. Abrieron toda esa locura con No habrá piedad para nadie para seguir con otro tema más metalero, Tú ya no eres él. De otro mundo la contundencia y la precisión de cada golpe de Xabi del Val a la batería.
Continuaron el repertorio con L.E.Y. y aquí, Podri, se acordó y lanzó unas buenas palabras para su amigo, voz de Koma y batería de El Drogas -todo a la vez- Brigi, quien colaboró con su formidable chorro de voz en la grabación de estudio del tema y también en el curioso videoclip, donde participan, entre otros, Evaristo Páramos y Txiki, de La Polla Récords.


En suma, más de una hora y cuarto de bolo en el que también sonaron temas como Tú serás nuestro Dios, con la colaboración original de Evaristo, Mi navaja, un tema kinkillero y belicoso donde los haya, que precede por costumbre a Muerte al violador, un tema rescatado de los gipuzkoanos Potrotaino.
Los últimos cuatro temas acabaron por dar el golpe definitivo entre la macarrada que transitaba las primeras filas, y que se hizo protagonista de varios pogos consecutivos con unos diámetros considerables. Y que sean los primeros de muchos.


Cómo no, entre este cuarteto estuvo Rock and roll para hijos de perra, un tema que recoge a la perfección la esencia de la banda, que combina locamente oscuridad y sagacidad enrabietada. Un concepto que anuncian a la perfección al inicio del tema: “Dicen que la melodía debe fluir. El mensaje; llegar al corazón”.